En los catorce años que llevo dentro del programa Dios me ha consentido mucho y me ha dado la oportunidad de servirle fielmente. Como decía San Pablo «Soy lo que soy por la gracia de Dios». Él me llamó para trabajar en su viña, cuando pienso en todo lo que Dios ha puesto en mis manos; las comunidades, las familias, las parejas, los jóvenes, los ancianos y los enfermos, siento una gran bendición y responsabilidad.

Soy un instrumento de Dios para llevar su mensaje de amor a quien más lo necesita, he visto como las comunidades donde trabajo han cambiando para bien, los cursos de formación católica y humana cambian los ideales de quiénes los escuchan. Ser evangelizador me ha enseñado que lo más hermoso es dar la vida para lo que Dios me ha encomendado, el servicio a mis hermanos es la más grande y noble aventura.

Dentro del programa mi trabajo es llevar esperanza a quien más lo necesita impartiendo la palabra del Señor, llevo la Eucaristía a los enfermos, doy cursos de formación y sacramentos para jóvenes y adultos, preparo a catequistas, etc.

Los frutos más grandes para mi son; haber enviado al seminario 16 vocaciones, ver que hoy hay catequistas donde antes no había y ver a jóvenes que se superaron después de tener problemas con las drogas y el alcohol, esos jóvenes conocieron a Cristo y le dieron un nuevo rumbo a su vida.

Mi trabajo es obra y gracia del Dios nuestro Señor, dentro del programa de Evangelizadores de Tiempo Completo he aprendido mucho, me he superado cómo ser humano y católico y me han formado para ser un digno representante de la Iglesia Católica.